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'En el mundo árabe, la entidad a la mujer le ha sido otorgada por el patriarcado'

Andre Pain / EFE

Mujeres y varones se lanzaron los últimos días a las calles de Egipto y de otros países árabes en reclamo de una mejor distribución de la riqueza y de normas de convivencia democráticas y respetuosas de los derechos humanos. Saida Bpoudaghia, periodista marroquí, analiza en esta entrevista la situación de las mujeres y varones de la región.Los últimos 15 días, el mundo estuvo pendiente de la plaza Tahrir, de El Cairo. Mujeres y hombres egipcios se concentraron allí en un reclamo en el que la sociedad de ese país está hermanada con la del resto de las naciones árabes. El grito podría sintetizarse en democracia y modernidad. En varios de los países de la región hubo movilizaciones con demandas similares antes y durante la ocupación de plaza Tahrir por el pueblo.

Saida Boudaghia es periodista marroquí pero pasa buena parte del tiempo entre España y Marruecos. Es experta en multiculturalismo y género y responsable del Departamento de Comunicación de la Fundación Centro de Estudios Hispano-marroquíes. A la vez, coordina el proyecto ‘Nueva cultura de periodismo y comunicación con visión de género’, impulsado por la Universidad de Málaga y realizado en el Instituto de la Información y de la comunicación de Rabat, en Marruecos.

En esta entrevista analiza lo sucedido en estos días en El Cairo, quiénes participaron y qué demandaban, la situación de las mujeres egipcias y las de otros países de la región, y el estado de su país natal, Marruecos, donde la modernidad en cierta forma ya fue llegando.

– ¿Qué elementos deben considerarse para comprender lo que sucedió en Túnez y Egipto?

– Son muchos elementos: el carácter dictatorial de los gobiernos, la corrupción, la injusticia política y social, y la opresión; ése es el caldo de cultivo que actuó como detonante para poner al límite la paciencia de los dos pueblos. Un elemento más a destacar son las y los jóvenes, que fueron los primeros en salir a proclamar los deseos de recuperar la libertad y la dignidad. Los partidos políticos y la masa de gente se incorporaron después de que las personas jóvenes convocaron a través de internet a las primeras manifestaciones. Esto quiere decir que el despertar de las nuevas generaciones del norte africano es fruto de sus capacidades para enfrentarse a los duros retos y abrazar la modernidad y los senderos de la democracia. El uso de las tecnologías de la información y de la comunicación también fue primordial en estas revoluciones, la noticia se propagó desde Túnez y desde allí a todo el mundo en un tiempo reducido y, con ello, la masa popular de los dos países ha querido contar al mundo entero la injusticia de sus gobernantes.

– ¿Qué participación tuvieron las mujeres en marchas y rebeliones?

– Hablando de antaño, la memoria histórica de las mujeres norteafricanas está repleta de acontecimientos que alaban su coraje y capacidad de reacción, pero narradas desde el patriarcado se silenciaron muchos de los aspectos. Ellas han jugado un papel fundamental en las rebeliones contra el colonialismo, por ejemplo Houda Chaaraoui, la mujer egipcia que condujo la marcha de las mujeres el 16 de marzo del año 1919 reclamando la retirada de los ingleses de su país. Posteriormente creó quince organizaciones femeninas, la primera, la Unión de Mujeres Egipcias en 1923. En la actualidad, tanto en Túnez como en Egipto, la participación de las mujeres ha sido crucial, aunque menos enfocadas por las cámaras han estado presentes en todo el proceso de estas rebeliones. Las cadenas televisivas de El Cairo han entrevistado a mujeres de todas las edades y de diferentes escalas sociales que expresaban sus ansias de abrazar cambios positivos en su país. Algunas jóvenes grababan mensajes de ánimo y de resistencia y los colgaban en el Youtube. Una prueba más de la participación de la mujer, es la noticia narrada en medios, que habla de mujeres y hombres juntos en la plaza Tahrir, sin registrar ningún caso de acoso sexual.

– Comparando con Occidente, ¿cuál es la situación de las mujeres en esos países?

– En relación a la violencia de género y de otros aspectos de la represión patriarcal, creo que las mujeres en toda la esfera del mundo sufren por igual. La diferencia es que las mujeres norteafricanas tienen menos oportunidades comparadas con las occidentales, porque el sistema ha estructurado conceptos que tienden a infravalorar a las mujeres reduciendo sus capacidades al rol reproductivo y de manteamiento de linajes. En una sociedad que se rige por la masculinidad, las mujeres egipcias como las tunecinas han tenido que proceder a desmantelar muchas de las resistencias machistas, reforzadas por reformas jurídicas como la referida al estatus de la mujer promulgada en 1956 por Habib Bourgiba en Túnez, y las leyes de Jihan por Anouar El Sadat en Egipto. Las mujeres disfrutaron puntualmente de derechos civiles como el acceso a la educación, al trabajo, incluso a votar y ser votadas, pero siempre había ocasión para que retrocedieran los procesos, y siempre hubo algo en su contra.

– ¿Podría ocurrir en Marruecos algo similar a lo que está sucediendo en Túnez y Egipto?

– La sociedad marroquí desde hace tiempo ha creado una dinámica activa, con carácter reivindicativo y reformista. Actualmente se habla de que hay cuarenta mil organizaciones no gubernamentales que obran para impulsar procesos de interacción en el ámbito político, social y económico. En este contexto, la población marroquí es consciente de sus carencias y sigue las vías adecuadas y legitimas para hacer oír su voz. La cotidianeidad marroquí asiste cada día a manifestaciones pacíficas; aunque no siempre hay soluciones que cubren todas las demandas de inmediato, la maquinaria política está en marcha. Aun así, Marruecos tiene que ir a más en los procesos de reformas y abrazar aperturas que sean acordes con las aspiraciones del pueblo, sobre todo de las y los jóvenes. Un punto a favor es que la situación geopolítica de Marruecos, así como su ratificación de acuerdos internacionales, y el estatus avanzado otorgado desde la Unión Europea, impulsan más los avances en materia de derechos civiles, puesto que están amparados en un marco de democracia y modernidad.

– ¿Cómo afecta la situación del pueblo sahauri la realidad particular de Marruecos?

– En primer lugar, el territorio del Sahara es un espacio natural de Marruecos, cuya población siempre ha estado conectada con lazos políticos y familiares con el resto del país, la mayoría eran tribus nómadas que se movían en los territorios según sus necesidades. En el siglo XIX, las potencias europeas consideraron que África estaba abandonada y a ellos les correspondía llevar allí la civilización y, en el reparto, a España le tocó en 1884 el Sahara, y posteriormente el norte marroquí en 1912. El conflicto actual es entre el Polisario y Marruecos, que recuperó el Sahara en 1975. Respondiendo la pregunta: mirando a la zona noroccidental de Africa, que incluye Argelia y Mauritania, el país más estable y libre de la región es Marruecos, el que ofrecería mejores oportunidades de futuro.

– ¿Esta situación ventajosa de Marruecos en la región se observa también en los derechos reconocidos a las mujeres?

– En el mundo árabe islámico, la entidad a la mujer le ha sido otorgada desde el poder patriarcal. En Marruecos, como en otros países norteafricanos, cohabitaron varias culturas: la bereber, árabe, musulmana, andaluza, mediterránea, y la europea por influencias del colonialismo. La interacción con estas culturas dio un carácter heterogéneo a las marroquíes, que con el tiempo se han ido deshaciendo de la identidad impuesta para crear las propias; quiero decir con esto que no existe un prototipo de mujer, la sociedad marroquí está en constante evolución y las mujeres también. La situación de mejora que disfrutan en este momento, han tenido que lograrla a pulso. Desde la llegada de independencia, en 1957, impulsaron interesantes procesos de reformas a su favor tanto a nivel social, educativo como jurídico. Hay que destacar la ‘modawana’, que es el código de la familia marroquí promulgado en 2004 y que se considera de lo más avanzado en comparación con los países árabes y musulmanes. Lo más significativo de esta reforma es la reafirmación de la igualdad entre la mujer y el hombre. Otro de los logros que hay que mencionar es en relación a la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación hacia las Mujeres, que Marruecos ha ratificado con reservas, y en octubre del 2008 la Corona marroquí anunció que quitaría las reservas a la Convención. Pero la lucha sigue, convencidas como estamos de que las luchas de las mujeres nunca tienen fin, aún tenemos mucho camino que andar.

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