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Argentina – Las mujeres tienen más estudio, pero siguen ganando menos

Hay situaciones que se conocen, temas que se abordan una y otra vez, y aún así, no cambian. Se sabe que la mujer llega mucho más lejos que el hombre en sus estudios. Y también que la mujer, aún hoy, sigue cobrando sueldos mucho más bajos y que no accede a puestos jerárquicos ni de poder, salvo en contadas excepciones. Sin embargo, la legislación la continúa perpetuando en el rol de cuidadora de la casa y la familia. Y el Estado tampoco crea infraestructura para apoyarla. Sobre estos temas trata “Aportes para romper el techo de cristal”, un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas.En base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares y el INDEC, la investigación muestra que seis de cada diez graduados universitarios son mujeres.

A pesar del título, a la hora de medir el sueldo, el varón univesitario percibe en promedio 5.857,6 pesos, mientras que su par mujer sólo cobra 4.340 pesos, es decir, un 26% menos.

“El análisis de los ingresos según género pone en evidencia una importante desigualdad entre varones y mujeres. En promedio la diferencia es del 32%, lo que en términos nominales constituye una diferencia de $1.100, es decir que mientras los varones ganan en promedio $3.700, las mujeres $2.800. La diferencia se mantiene dentro de cada categoría laboral. La diferencia menor se da entre patrones (10,7%) y la mayor entre los asalariados no registrados (57,5%)”, sostiene el informe del Instituto.

“Las diferencias entre los ingresos de varones y mujeres ponen en evidencia el fenómeno llamado “techo de cristal”, que hace referencia a la existencia de barreras socioculturales invisibles que impiden a las mujeres ascender a pesar de estar altamente capacitadas para hacerlo -explicó el diputado de Unidad Popular Claudio Lozano, coordinador del trabajo-.

Entre los obstáculos está la necesidad de las mujeres para conciliar trabajo productivo y reproductivo, que en muchos casos las llevan a elegir trabajos part time o de menor jerarquía para tener disponibilidad física y mental para ejercer junto con su rol de trabajadoras, el de madres, amas de casa y esposas”.

El trabajo habla también del déficit de jardines maternales, de infantes y escuelas de doble jornada, que perjudica a las mujeres, en especial a las más pobres, que no pueden pagar empleadas ni escuelas privadas.

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