MUJERES DESTACADAS >

Cinco Preguntas para Michelle Bachelet

La Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, resalta que las sociedades libres de violencia serían más saludables, más productivas y más estables e inclusivas.  La ex Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, fue nombrada primera Directora Ejecutiva de ONU Mujeres en 2010. Recientemente habló para Di NO–Únete sobre el compromiso de ONU Mujeres de poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, y sobre las estrategias e innovaciones que ayudan a marcar el camino hacia el  futuro.

¿Por qué es la erradicación de la violencia contra las mujeres una de las prioridades mundiales de ONU Mujeres?

Es una prioridad para ONU Mujeres porque la violencia contra las mujeres es un problema mundial que requiere una acción urgente. Cada vez que una mujer es víctima de violencia de género, se están violando sus derechos. El fenómeno tiene diversas formas, como la violación, el abuso doméstico, la violencia sexual como crimen de guerra y prácticas tradicionales dañinas como los matrimonios forzados y la mutilación genital femenina.

Hasta que no pongamos fin a todas estas violaciones, tanto en la arena pública como en lo privado, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres no serán una realidad.

¿Cuáles son las consecuencias de la violencia contra las mujeres y las sociedades?

Hay consecuencias físicas, psicológicas y económicas obvias para las mujeres y las niñas que sobreviven a la violencia. Lo que no siempre es tan obvio es el daño adicional que se hace a los niños, las familias, las sociedades y las economías. Necesitamos muchos más datos sobre el alcance de este problema, pero en aquellas instancias en que los poseemos, sabemos que ocasiona enormes costos. Miles de millones de dólares se pierden en cuidados extraordinarios de salud y en gastos de vigilancia, y a causa de una menor productividad cuando las mujeres no pueden trabajar. Unas 150 millones de niñas son víctimas de violencia sexual todos los años, lo que se traduce en un costo más allá de lo imaginable. Muchas se enfrentarán a una vida limitada en cuanto a e esperanzas y posibilidades para ser miembros activos de la sociedad.

Por un lado,  se tiene que erradicar la violencia contra las mujeres porque las mujeres tienen el derecho de vivir libres de violencia, y porque esa es la manera correcta de tomar acción Por el otro, debemos reconocer que la erradicación de la violencia beneficia a todos. Las sociedades sin violencia serán más sanas y más productivas, serán más estables e inclusivas porque más mujeres y niñas podrán gozar de sus derechos.

¿Qué podemos hacer para poner fin a la violencia?

Los países han adoptado una cantidad histórica de leyes para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, pero aquellas leyes no siempre se traducen en igualdad y justicia, como lo indica nuestro reciente informe El progreso de las mujeres en el mundo: en busca de la justicia. El informe muestra que las leyes tienen lagunas jurídicas, que su cumplimiento es deficiente y que las mujeres frecuentemente se enfrentan a actitudes hostiles de parte de los funcionarios judiciales que  supuestamente  tienen que protegerlas. Además, demasiados culpables escapan al castigo.

Tenemos que combatir las actitudes y los comportamientos que permiten o incluso alientan la violencia, y tenemos que ayudar a las mujeres y a las niñas a liberar sus capacidades de empoderamiento y transformación social. Servicios accesibles y de alta calidad, respaldados por recursos adecuados, permitirían a millones de mujeres y niñas que sobreviven a los abusos todos los años, recuperarse y obtener justicia. Esfuerzos de prevención más intensos podrían tener como consecuencia que, un día, ya no tengamos que hacer campaña para erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas. El mejor modo de poner fin a esta violación universal de los derechos humanos es impidiendo que ocurra.

Uno de los principales campos de acción de ONU Mujeres en lo referente a estos temas es a través del Fondo Fiduciario de la ONU para poner fin a la violencia contra las mujeres. Administrado por ONU Mujeres, el Fondo es la principal fuente en  cuanto a subsidios para estrategias innovadoras. Por ejemplo, un beneficiario en Guatemala está ofreciendo guía y formación de modo  que las niñas indígenas – muchas de las cuales viven en áreas donde los servicios de prevención no existen – puedan comenzar a abogar por la erradicación de la violencia en sus comunidades. Un mapa comunitario provisto de tecnología GPS ha ilustrado gráficamente las inquietudes en materia de seguridad e inducido a los líderes comunitarios a atender los factores que impulsan a los hombres jóvenes a la violencia.

Alrededor de la mitad de los proyectos que cuentan con el apoyo de este Fondo Fiduciario hacen participar, de algún modo, a los hombres y los niños, porque ellos son un elemento integral de la protección y la prevención. En Nepal, por ejemplo, un beneficiario del Fondo trabajó con los hombres de las comunidades locales para que reconsiderasen sus nociones de masculinidad y aprendiesen técnicas como la de comunicarse con la compañera. El proyecto les alentó a ser paladines de la igualdad de género, a través de la campaña “ El marido más comprensivo” emitida por la radio nacional. Al finalizar el proyecto de tres años, las encuestas indicaron que la cantidad de hombres que apoyan las intervenciones para erradicar la violencia se había quintuplicado.

Estrategias como éstas han dado pruebas de éxito, y debemos aumentar nuestras inversiones en ellas. La demanda siempre supera la oferta de los recursos del Fondo Fiduciario, que se originan en contribuciones voluntarias. En 2011, el Fondo recibió solicitudes de subsidios por un monto de 1,2 mil millones de dólares, pero sólo pudo ofrecer 17,1 millones de dólares para 22 iniciativas en 34 países. La campaña del Secretario General de la ONU Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres ha establecido la meta de recaudar 100 millones de dólares para 2015 destinados al programa anual de subsidios del Fondo.

¿Qué rol desempeñan las redes sociales y las nuevas tecnologías en la movilización de las personas para poner fin a la violencia?

La tecnología es cada vez más importante para conectar a las diferentes personas en todo el mundo para poner fin a la violencia contra las mujeres. Esto es especialmente cierto para los jóvenes, ya que la mayoría están en una red social en internet. Si ellos comienzan hoy a actuar de manera diferente, nos llevarán a un futuro mejor.

Las plataformas virtuales como la de Di NO – Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres de ONU Mujeres salvan las distancias entre lo que sucede en las comunidades y el activismo en el mundo y en la Red. Todos pueden visitar el sitio web, ya sean los funcionarios de los gobiernos, los líderes religiosos, los defensores de la igualdad de género o simplemente las personas que quieren saber más sobre el tema. Se pueden intercambiar ideas, llevar a cabo acciones, hacer oír su voz y conseguir que esas acciones se conozcan en todo el mundo.

Hoy es el segundo aniversario de Di NO – Únete. En sólo dos años hemos registrado más de dos millones de acciones y tenemos más de 600 socios. Sin embargo, necesitamos más acciones y más socios. Los 16 Días para poner fin a la violencia contra la mujer que se celebran anualmente, y este año se harán a fines de noviembre, es una oportunidad de pasar a la acción y acelerar el ritmo, informando luego al mundo por medio de la publicación de las acciones en saynotoviolence.org.

¿Está usted personalmente comprometida con la erradicación de la violencia contra las mujeres?

Sí. Firmé, por primera vez, para Decir NO como Presidenta de Chile porque estimo que todos tienen que estar involucrados en la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas. Mi madre era una mujer muy fuerte, que siempre me dijo que tenía que cultivar mis propias capacidades para escoger por mí misma y decidir qué quería hacer en la vida. La violencia destruye las capacidades y las elecciones. Me gustaría que todas las mujeres y todas las sociedades viviesen libres de violencia y de discriminación.

Compartir esta publicación: