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La elegida

Es europea, es economista y tiene el visto de tres países con gran capacidad de decisión dentro del FMI: Alemania, Reino Unido y China. Christine Lagarde, nació en París en 1956, es ministra de Economía, Finanzas e Industria de Francia y en la actualidad la dirigente con más posibilidades de suceder a Dominique Strauss-Kahn al frente del FMI.
Con una reconocida carrera en Estados Unidos, tras estudiar derecho e inglés, Lagarde trabajó en el inmenso despacho de abogados estadounidense Baker & McKenzie hasta llegar al cargo más alto. Después de 10 años en Chicago, en 2005 recibió la llamada de Dominique de Villepin para hacerse con la cartera de Comercio Exterior.

En 2007, Nicolás Sarkozy y François Fillon la propusieron como ministra de Economía. Aunque sus comienzos en la cartera de Economía en el país galo la llevaron a vivir situaciones complejas con sus conciudadanos: ante la subida de los precios del petróleo, recomendó, medio en serio medio en broma, que se utilizara más la bicicleta.

Fue con el avance de la crisis económica donde Lagarde encontró el modo de lucir sus conocimientos y experiencia. En noviembre de 2009, el Financial Times la eligió como la mejor ministra de Economía de Europa. ‘Es la estrella de los ministros de Economía (…). Las medidas presupuestarias adoptadas rápidamente por el Gobierno francés han sido importantes para evitar una recesión más profunda. A esto hay que añadir su estatura internacional’.

A esto se sumó que hace aproximadamente un mes se convirtió en la titular de Economía que más tiempo seguido lleva en el cargo en la V República, lo que representa un récord de continuidad, estabilidad y eficacia que hasta ahora mantenía en el primer puesto al socialista Pierre Bérégovoy.

Tras recibir el apoyo de Alemania y Reino Unido, la candidatura de la ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, también obtuvo el visto bueno de China, lo que parece desactivar la opción de que el nuevo director gerente del FMI fuera de un país del grupo de los emergentes. Desde su inicio tras la Segunda Guerra Mundial, el Fondo siempre ha estado dirigido por un europeo. Sí, es paradójico que solo un europeo puede estar al mando del FMI, una institución que contempla a 187 naciones y para la selección de puestos claves solamente discrimina al 93% de la humanidad.

Esta modalidad responde a un tratado ya que, en 1944, Estados Unidos y Europa acordaron que el jefe del FMI siempre sería un europeo y el del Banco Mundial un estadounidense. No obstante, los países emergentes los BRICS (siglas de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) han demostrado su descontento y no se han mostrado seducidos por e perfil de Christine Lagarde. En un novedoso comunicado conjunto, los representantes de estos países instaron a ‘abandonar la obsoleta convención no escrita que requiere que el jefe del FMI proceda necesariamente de Europa’. Observaron que al continuar con estos criterios de selección se le ‘resta legitimidad al Fondo’ además de reclamar un proceso de elección ‘competitivo, realmente transparente y basado en los méritos de los candidatos’ y no en su nacionalidad.

A pesar de estos desacuerdos, Lagarde no ha parado de dar entrevistas para promover su candidatura: ‘Si soy elegida aportaré toda mi experiencia como abogada, directora de empresa, ministra y mujer’. Sobre la censura de los BRICS a un nuevo director europeo fue clara: ‘Ser europea no puede ser un impedimento, como tampoco un valor añadido’.

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