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Panamá – La huelga de ‘piernas cruzadas’

En el año 2006, en la ciudad de Pereira, a 350 kilómetros al oeste de Bogotá en Colombia, las mujeres emprendieron una huelga de ‘piernas cruzadas’ (como en ‘Lisístrata’, famosa obra de teatro de Aristófanes), para conseguir que sus compañeros de cama abandonaran la violencia y así frenar los altos índices de criminalidad en la región. La ciudad de 450000 habitantes tuvo para ese entonces 30 bandas delictivas y una de las tasas más altas de homicidios del país (90 por cada 100000 habitantes). La iniciativa surgió del alcalde, pues, según una encuesta dentro de las pandillas, se encontró que la actividad preferida de los delincuentes es ‘hacer el amor’. La huelga dejó excelentes resultados.

En junio de este año en Barbacoas, un poblado enclavado en la región montañosa de la provincia de Nariño en Ecuador, las mujeres igualmente declararon una huelga de ‘piernas cruzadas’ a sus esposos y se negaron a mantener relaciones sexuales hasta tanto éstos no adoptaran una posición enérgica para exigir la construcción de una carretera en su pueblo, lo que hasta el momento había sido imposible por desidia y despilfarro del presupuesto municipal. Las mujeres gritaban arengas y una de sus pancartas se apoyaba en la siguiente frase: ‘Por un nuevo amanecer, nos abstenemos del placer’.

La jueza municipal, que participó en la protesta, señaló: ‘Estamos cansadas del nerviosismo, incompetencia y actitud sumisa de nuestros esposos que no son capaces de exigir del alcalde y del gobernador la construcción de una carretera digna para el pueblo. Ellos son muy varones para exigirnos en casa, pero muy débiles para reclamar los derechos como sociedad’.

La actitud de estas mujeres de mantener en ayuno sexual a sus esposos logró los resultados esperados, porque después de cinco días de protesta, los descorazonados y asustados maridos —desesperados por la falta de sexo— decidieron iniciar su propia huelga de hambre, para exigir la pavimentación de los 57 kilómetros de carretera. Barbacoas, como muchos pueblos apartados de esta nación andina, vive entre el desgreño administrativo y frecuentes escándalos de corrupción.

¿Le convendría a Panamá una huelga de ‘piernas cruzadas’? Estoy segura que sí. Como llamado de atención a los hombres de mi país para que despierten del letargo en que se encuentran y exijan de las autoridades una mejor calidad de vida con sus logros sociales en educación, salud, transporte, seguridad y canasta básica. Incluso para erradicar la corrupción, acabar con la languidecida imagen de la clase política y con los espectáculos asfixiantes como el que se dio en la Asamblea de Diputados por la presidencia de ese hemiciclo, donde a todas luces reinó la deslealtad y traición entre copartidarios y aliados y predominó la conducta mediocre, pueril y ridícula de diputados que no asimilan que con la dignidad y el honor de un país no se juega. Para que las autoridades de gobierno entiendan que al pueblo se le habla de frente con la verdad y nada más con la verdad y con un lenguaje respetuoso. Donde se exija que las promesas de campañas deben ser cumplidas en el periodo que se prometió.

Una huelga de ‘piernas cruzadas’ le convendría igualmente a la mujer para demandarle a su marido una mejor calidad de vida familiar basada en valores humanos y principios morales.

Varios han sido los comentarios de amigos a la creatividad e ingenio de las huelguistas, entre ellos me llegó el siguiente: ‘Esto sería tocar la esencia animal de todo individuo en cualquier estrato social. Te imaginas dentro del machismo panameño. Ninguno aceptaría tener una protesta en casa. Pero, de seguro que estarían empujando porque se logre lo mejor y más rápido posible cualquier proyecto de necesidad ciudadana’. Otra opinión interesante: ‘Yo lo catalogaría como un asunto de interés de Estado, y pediría una rápida intervención de los gobernantes, a fin de remediar y tomar las medidas pertinentes, a fin de que se construya la carretera; así, no se juega’. Otro catalogó la huelga de esta manera: ‘Estas mujeres no tienen corazón, es una medida inhumana’.

No obstante, al quinto día de la huelga los hombres de Barbacoas reaccionaron. Lo mismo sucedió con los pandilleros en Pereira. El mensaje de ellos fue contundente: ‘Es mejor el tierno amor conyugal que el forzoso ayuno sexual’.

La sexualidad es un fenómeno emocional y de conducta relacionado con el sexo, que comprende tanto el impulso sexual dirigido al goce inmediato, al amor y a la reproducción, como a los diferentes aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo (sentirse hombre, sentirse mujer). En este caso el sexo se redujo a las expectativas de su rol social. Demostrando que con los derechos ciudadanos de los habitantes de un país, no se juega.

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