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Perú: La revolución de las emprendedoras

Los países en vías de desarrollo y, de forma muy particular, los latinoamericanos vienen demostrando cómo la PEA femenina está evolucionando y respondiendo de forma muy positiva a los cambios y evolución de nuestras economías, las cuales se traducen en mayores niveles de participación de la mujer en los distintos mercados laborales a un ritmo de crecimiento que está haciendo pensar en una “revolución de género” con consecuencias muy positivas para nuestras sociedades.Este nuevo panorama no está exento de problemas y resistencias de tipo social que se constituyen en las principales barreras para el pleno desarrollo de la productividad del trabajo femenino. Problemas como el trabajo a doble turno (fuera de casa y en el hogar debido a ingresos familiares insuficientes), discriminación laboral, educación básica incompleta, limitado empoderamiento de la mujer en los ámbitos de decisión política, entre otros, nos hacen pensar en un escenario futuro muy promisorio una vez superada la mayor parte de estas barreras.

Promover el talento femenino en el Perú debe constituirse en un objetivo que se traduzca en políticas de estado, que vayan más allá de los programas sociales gestionados por mujeres (Cuna más, Vaso de leche, Comedores populares, etc.). Debe también promover el rol empresarial de las mujeres que desarrollan actividades microempresariales, tanto formales como informales, pero que apuntan al mismo objetivo: incrementar los ingresos familiares gracias al apoyo de las iniciativas de los emprendimientos femeninos.

El desarrollo económico que viene experimentando el Perú en estos últimos años ha generado brechas y desigualdades representadas básicamente por este esfuerzo femenino para salir de la pobreza, a través de la generación de ingresos monetarios, así como cuando asumen la responsabilidad del cuidado de los niños, enfermos y adultos mayores. Esta doble labor está ayudando a salir de la pobreza a muchas familias y es momento de que el Estado, más allá de reconocer este esfuerzo, se apoye en el potencial productivo del trabajo femenino para el desarrollo de nuevos programas, que permita su capacitación en gestión de empresas familiares y el acceso al financiamiento para el desarrollo de nuevos emprendimientos.

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