Son las historias de 24 mujeres que hicieron carrera en la ciencia, de las barreras que enfrentaron en sus diferentes épocas y cómo las superaron. El proyecto de investigación con enfoque de género tomó un año y su resultado estará plasmado en un libro, un documental y en un libro de relatos infantiles.
“Yo llevaba años haciendo la investigación sobre la primera médica ginecóloga de Panamá, Lidia Sogandares, y la antropóloga Eugenia Rodríguez Blanco había terminado de hacer el diagnóstico sobre la participación de las mujeres en la ciencia en Panamá. Entonces, nos reunimos y comenzamos a crear el proyecto”, en el que también participan la historiadora Yolanda Marco y la socióloga Patricia Rogers.
Así relata la periodista Vannie Arrocha, una de las artífices de Pioneras de la ciencia en Panamá, el nacimiento de este proyecto de investigación con enfoque de género, que implica cuatro productos: un libro con las 24 biografías de las pioneras, que está ya en diagramación, un libro de relatos infantiles, un documental y biografías digitales de científicas de hoy.
Rodríguez es antropóloga e investigadora asociada del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS) y el estudio que condujo evidenció que todavía existen condiciones de inequidad de género que determinan que sean menos las mujeres en determinadas áreas científicas, niveles y posiciones; y que les cueste más que a los hombres llegar adonde llegan, y también permanecer.
Así, el proyecto Pioneras fue posible gracias a un convenio entre el CIEPS y la financiación y el “compromiso” de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt). La tarea le tomó a las investigadoras 12 meses.
Arrocha explica que la investigación comenzó estableciendo ocho criterios científicos, luego, hicieron una lista y comenzaron a investigar quiénes cumplían con esos criterios. “Fue un trabajo arduo porque tuvimos que contactar a familiares, excolegas, gente con una competencia en cierto ámbito científico que nos pudieran validar las obras o el perfil de la persona”, afirmó.
Luego de que seleccionaron a las pioneras arrancó el trabajo de fondo: investigar qué hicieron, cómo lo hicieron y tomando en cuenta que era una biografía con perspectiva de género cómo habían logrado su trayectoria, qué barreras habían encontrado, situaciones personales como mujeres. “Son unas biografías bastante cercanas a cómo eran como mujer y lo que lograron siendo mujeres en la ciencia”, añadió.
Además de las investigadoras, en la redacción del libro participó Katherine Marino.
Rodríguez Blanco detalló que durante la elaboración del marco conceptual de la investigación definieron qué entenderían por pionera y por ciencia, y que los criterios de identificación y selección a los que se refirió Arrocha fueron distribuidos en tres categorías: imprescindibles, deseables y afirmativos.
Como imprescindible estaba el que las científicas hubieran desarrollado su labor en y para el país, que fueran reconocidas como tales por sus pares académicos y que representaran la diversidad de áreas científicas que tienen desarrollo en el país. Como deseable incluyeron que tuvieran producción científica durante el siglo XX y que esta fuera relevante y reconocida en su área de conocimiento, con logros destacados en su época. Y como afirmativos incorporaron aquellos que compensaran la invisibilidad o falta de reconocimiento de mujeres que tuvieron que enfrentarse a otras desigualdades o discriminaciones, más allá del género, por ejemplo, científicas afrodescendientes, para quienes las condiciones de acceso a la educación y desarrollo de su carrera científica estuvo marcada por dificultades adicionales a otras mujeres blancas o mestizas.
Entre las pioneras están Clara González, que fue la primera mujer en el país en obtener una licenciatura en Derecho, pero se gana su puesto como pionera porque fue una estudiosa en criminología infantil y juvenil; Carmen Miró Gandásegui, demógrafa a la que en 1950 le tocó organizar el primer censo de población de la república basado en criterios científicos; Ligia Herrera Jurado, geógrafa y creadora del Índice Relativo de Desarrollo Humano; Ofelia Hooper Polo, socióloga rural, educadora y escritora, poetisa y promotora del cooperativismo.
Así relata la periodista Vannie Arrocha, una de las artífices de Pioneras de la ciencia en Panamá, el nacimiento de este proyecto de investigación con enfoque de género, que implica cuatro productos: un libro con las 24 biografías de las pioneras, que está ya en diagramación, un libro de relatos infantiles, un documental y biografías digitales de científicas de hoy.
Rodríguez es antropóloga e investigadora asociada del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS) y el estudio que condujo evidenció que todavía existen condiciones de inequidad de género que determinan que sean menos las mujeres en determinadas áreas científicas, niveles y posiciones; y que les cueste más que a los hombres llegar adonde llegan, y también permanecer.
El proyecto
Así, el proyecto Pioneras fue posible gracias a un convenio entre el CIEPS y la financiación y el “compromiso” de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt). La tarea le tomó a las investigadoras 12 meses.
Arrocha explica que la investigación comenzó estableciendo ocho criterios científicos, luego, hicieron una lista y comenzaron a investigar quiénes cumplían con esos criterios. “Fue un trabajo arduo porque tuvimos que contactar a familiares, excolegas, gente con una competencia en cierto ámbito científico que nos pudieran validar las obras o el perfil de la persona”, afirmó.
Luego de que seleccionaron a las pioneras arrancó el trabajo de fondo: investigar qué hicieron, cómo lo hicieron y tomando en cuenta que era una biografía con perspectiva de género cómo habían logrado su trayectoria, qué barreras habían encontrado, situaciones personales como mujeres. “Son unas biografías bastante cercanas a cómo eran como mujer y lo que lograron siendo mujeres en la ciencia”, añadió.
Además de las investigadoras, en la redacción del libro participó Katherine Marino.
Rodríguez Blanco detalló que durante la elaboración del marco conceptual de la investigación definieron qué entenderían por pionera y por ciencia, y que los criterios de identificación y selección a los que se refirió Arrocha fueron distribuidos en tres categorías: imprescindibles, deseables y afirmativos.
Como imprescindible estaba el que las científicas hubieran desarrollado su labor en y para el país, que fueran reconocidas como tales por sus pares académicos y que representaran la diversidad de áreas científicas que tienen desarrollo en el país. Como deseable incluyeron que tuvieran producción científica durante el siglo XX y que esta fuera relevante y reconocida en su área de conocimiento, con logros destacados en su época. Y como afirmativos incorporaron aquellos que compensaran la invisibilidad o falta de reconocimiento de mujeres que tuvieron que enfrentarse a otras desigualdades o discriminaciones, más allá del género, por ejemplo, científicas afrodescendientes, para quienes las condiciones de acceso a la educación y desarrollo de su carrera científica estuvo marcada por dificultades adicionales a otras mujeres blancas o mestizas.
Entre las pioneras están Clara González, que fue la primera mujer en el país en obtener una licenciatura en Derecho, pero se gana su puesto como pionera porque fue una estudiosa en criminología infantil y juvenil; Carmen Miró Gandásegui, demógrafa a la que en 1950 le tocó organizar el primer censo de población de la república basado en criterios científicos; Ligia Herrera Jurado, geógrafa y creadora del Índice Relativo de Desarrollo Humano; Ofelia Hooper Polo, socióloga rural, educadora y escritora, poetisa y promotora del cooperativismo.
Lista de las 24 mujeres que fueron pioneras en diversos campos de la ciencia y cuyas biografías han sido compiladas como parte del proyecto “Pioneras de la ciencia: Porque fueron, somos; porque somos, serán”.
El libro de relatos infantiles y los foros
Como uno de los objetivos de este proyecto es crear referentes que estimulen o impulsen las carreras científicas de las jóvenes panameñas, también se elaboró un libro de relatos infantiles titulado Pelaítas de ciencias: 9 historias de nuestras pioneras, el cual fue escrito por la escritora Lucy Chau y por las periodistas Roxana Muñoz y Vannie Arrocha.
Muñoz señala que a ella le asignaron dos relatos, que leyó las biografías y a partir de allí escribió. Aclaró que no se ficcionó la vida de las pioneras y que un reto de esto fue que era muy difícil encontrar detalles de su infancia. “La experiencia fue bonita pero también difícil porque aunque he tenido cierta experiencia en hacer relatos para niños no es algo que he hecho siempre, la duda de hacer atractiva la historia para los niños pero a la vez ser fiel a la vida de cada una de ellas..”, afirmó.
Como anticipo a la publicación de los libros, el equipo que trabaja en el proyecto programó cuatro foros con estudiantes universitarios de carreras científicas en el interior del país. En esas actividades se presenta un documental de 8 minutos e intervienen las investigadoras. Luego hay una mesa redonda en la que científicas debaten sobre las inequidades de género en la ciencia y cómo superarlas.
El primer foro fue en Chiriquí (22 de junio), seguido de uno en Chitré (24), y próximamente habrá otro en Panamá (30); el último tendrá lugar en Darién.
Los foros proponen una estructura que permite vincular tres colectivos de científicas que forman parte de generaciones diferentes, formando una genealogía de mujeres científicas: Las que fueron, las que son y las que serán, precisa Rodríguez Blanco.
Las historias (en digital) de las científicas actuales estarán alojadas en el sitio web de la Senacyt.
Las experiencias
Algunas de las pioneras panameñas cuyas historias han sido compiladas. Captura del tráiler de Pioneras de la Ciencia
Para Rodríguez Blanco, quien fungió como coordinadora del proyecto, fue todo un reto la labor desarrollada. El primero de esos retos, dice, fue definir los criterios que iban a utilizar para discriminar a las pioneras.
“Complicado pero creo que lo superamos con éxito; y también ha sido un reto completar el objetivo, recuperar las historias de las primeras científicas ha sido muy complicado porque han estado enterradas en la historia de la ciencia, y el desenterrarlas ha implicado un trabajo muy arduo de buscar a través de entrevistas con personas cercanas a la pionera o en centros de documentación donde no hay mucha información, y luego, recomponer, reconstruir esas historias”, mencionó.
Para Rodríguez Blanco también fue muy interesante porque siempre había trabajado temas igualdad de género sobre situaciones contemporáneas, y en esta ocasión la perspectiva era histórica. “Para mí es una innovación dentro de mi carrera como investigadora abordar situaciones del pasado con enfoque de género”, apuntó.
Destacó que en la investigación fue fundamental contar con la historiadora Yolanda Marco porque ella ayudó a todo el equipo a ubicar y analizar a las pioneras en un contexto histórico.
Me siento muy satisfecha con el trabajo, con el equipo que montamos —indicó— y estoy contenta con el impacto, que lo estamos empezando a ver con los foros, porque las jóvenes nos demuestran la importancia que tiene para ellas conocer a las pioneras de la ciencia.
La historiadora Marco dice que el proyecto significa muchas cosas para ella. Lo primero es que la investigación le parece muy útil e importante para ampliar el conocimiento que se tiene de la historia de las mujeres en Panamá, lo que, a su vez, incrementa el conocimiento de la historia del país.
“No se puede entender la historia de la ciencia y de muchas de las ciencias y de las disciplinas y de los trabajos de las mujeres en Panamá sin conocer a estas científicas que hemos identificado como las pioneras. Lo que hicieron, cómo abrieron caminos para otras y cómo ha sido el mundo de la ciencia y de la cultura en Panamá desde entonces hasta ahora contribuye a crear una historia mucho más integral, en la que las mujeres están presentes y son protagonistas”, remarcó.
También ve el proyecto como una contribución importante para el país en un tema poco o casi nada estudiado, en alusión no solo a la historia de las mujeres pioneras en la ciencia sino a la historia de la ciencia en Panamá.
En la parte de investigación biográfica destaca que ha sido muy enriquecedor el haber podido conocer y conversar con las pioneras que aun viven, comparado con aquellas que solo pudieron conocer a partir de documentos o testimonios indirectos.
Arrocha admite que el proyecto le ha enseñado mucho, principalmente la experiencia del análisis de la vida de las pioneras, en el que la historiadora Marco y la antropóloga Rodríguez Blanco “fueron colegas y maestras”.
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