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El furor por el “running” se mudó a la montaña y mandan las mujeres

Cientos de luces de linternas se desplazan durante toda la noche por los senderos de la montaña en completa oscuridad. Después de siete horas de carrera, casi al amanecer, con el aire todavía impregnado por la bruma, los corredores empiezan a hacer cumbre en el cerro Quilanlahue, a 2.600 metros de altura. Algunos se detienen para tomarse una foto, el resto inicia el descenso. Es el kilómetro 31 de una competencia de ultramaratón de 63k, 84k y 100k. La 4a edición de Patagonia Run, en San Martín de los Andes, con un recorrido sobre tierras mapuches y el Parque Nacional Lanín, acaba de atravesar la noche.

Todavía faltaba el día.

Patagonia Run se convirtió en un clásico del “trail running”, que se corre en terrenos montañosos o agrestes. Este año participaron casi 3.000 corredores, que duplicaron los 1.500 de 2012. El mayor impulso de ese crecimiento lo representaron las mujeres, que suelen viajar en grupos.

Uno de ellos, compuesto por ocho mujeres de alrededor de 40 años, llegó desde Moreno. “Entrenamos en la semana, cada una dentro de su barrio, y los fines de semana corremos en los costados de la colectoras de la autopista del Oeste, que simulan cuestas. Hicimos muchas carreras de calle, pero la montaña nos seduce más. La calle es más individual, cada uno tiene su propio desafío, en la montaña te emocionás más, hay muchos factores, viento, lluvia, nieve, que crean más pertenencia y solidaridad. Y cuando bajás, pensás: ‘Si logré hacer esto arriba, abajo tengo que salir a comerme la vida”, dice Verónica Rieddmatten, que corrió 42k con sus amigas.

La organización de una carrera demanda al menos 4 meses de trabajo y tiene costos de producción de 2,5 a 3 millones de pesos.

“La imprevisibilidad del clima te obliga a tener que administrar un plan B y un plan C. En la montaña no se privilegia tanto el “show”, (el arco de largada, el sonido, el DJ o la cartelería) como en las carreras de calle. Se apuesta más a la comunicación, el transporte y la seguridad de la carrera”, indica Mariano Álvarez, director de TMX , empresa que también organiza el trail run “El Origen” y las carreras del Banco Galicia, Lan, Mizuno y McDonald’s, entre otras.

Para los municipios los beneficios están a la vista. El fin de semana del 13 y 14 de abril, San Martín de los Andes recibió a 5 mil visitantes por la carrera, que aportaron ingresos de 25 millones de pesos, según la secretaría de Turismo.

La montaña es la continuidad casi obligada para los runners de calle, que ya experimentaron en 10 o 21k y ahora buscan dar un “salto emotivo”, otro tipo de relación con la naturaleza, sensaciones más personales, mientras siguen corriendo. “Yo empecé hace 5 años con carreras de calle, seguí con otras de aventura en Tandil y Pinamar, pero b usqué una adrenalina mayor cada día, dice Delia Guadarrama García, asistente de presidencia de una empresa. La montaña es la continuidad de ese camino. Te hace sentir más fuerte, te inyecta una nueva energía”.

Más información sobre Running y las carreras que se vienen en Entremujeres.

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