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Hay que lograr un espacio para la mujer indígena

El representante de los pueblos originarios de la región latinoamericana y caribeña en la ONU, James Anaya, analiza el protagonismo de la mujer indígena en sus comunidades y en los Estados. Señala avances en cuanto a la participación en la toma de decisión a todos los niveles, pero también la persistencia de la doble discriminación de la mujer indígena, principalmente en las organizaciones no indígenas.

La mujer indígena sufre una doble discriminación por pertenecer a pueblos originarios y al género femenino en América Latina y el Caribe, donde integra una población de alrededor de 50 millones de personas, según la Organización de las Naciones Unidas, que no cuenta con estadísticas disgregadas por géneros. Los y las indígenas representan más de la mitad de la población en Bolivia, Guatemala y Perú, y un tercio de la población en Ecuador. En muchas de estas comunidades, que son cultural y lingüísticamente diversas y se encuentran marginadas, empobrecidas y en situación de vulnerabilidad, de acuerdo al Foro Internacional de Mujeres Indígenas, surgieron importantes liderazgos femeninos. Ellas cobraron protagonismo en las diversas luchas por el reconocimiento de los derechos de las poblaciones indígenas. James Anaya, relator especial de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, dialogó con Artemisa Noticias sobre la participación de estas mujeres en la toma de decisión en sus comunidades y los Estados democráticos.

-¿Qué barreras afrontan las mujeres de los pueblos originarios que quieren participar en política en sus comunidades y a nivel del Estado?

Ellas se encuentran con una doble barrera, la discriminación por ser indígenas y luego por ser mujer. Estas barreras las enfrentan a todo nivel. Incluso dentro de las comunidades. En ellas las mujeres no tienen la participación debida o la que ellas desean. Pero estamos viendo que en América Latina, cada vez más las mujeres indígenas toman posiciones de liderazgo y protagonismo dentro de sus comunidades. Esto tiene que ver con las reformas que se han realizado en las estructuras internas de las comunidades, en los mecanismos de la toma de decisiones. En la política formal o en las estructuras de los Estados, estamos viendo casos en que las mujeres en general y también las mujeres indígenas tienen alguna participación en los poderes ejecutivos y también en los legislativos. Pero todavía esa participación es insuficiente. La discriminación sigue estando muy presente, sobre todo en el ámbito de la sociedad mayor, no indígena.

-Bolivia, Colombia, Nicaragua, Panamá, Perú y Venezuela tienen leyes que promueven la participación política de los pueblos originarios en sus parlamentos. ¿Estas normas han logrado una mayor participación de mujeres indígenas en ámbitos de mayor responsabilidad y liderazgo?

Conozco mujeres que se han salido beneficiadas con estas normas, pero no tenemos estudiado el tema. Igualmente creo que esta mayor participación se debe a las luchas de los movimientos indígenas de la región. Este movimiento está vinculado con el movimiento internacional y ha despertado muchos procesos. Incluye a personas indígenas y no indígenas. Ha llevado a sectores de los pueblos indígenas a empoderarse, inclusive a las mujeres. Creo que la vinculación con un movimiento internacional ha ayudado a despertar a las mujeres, a despertar la capacidad y la oportunidad que tienen en la toma de decisión. Son procesos complejos, pero de avance en el ámbito social.

-¿En qué época inicia esta integración y participación de las mujeres indígenas?

Los movimientos indígenas como tal empiezan a fines de los años 60 y comienzo de los 70. En esta última década se vinculan con el movimiento internacional y crecen de manera destacada. Han dado resultados como las reformas de las constituciones en los países de la región, que ahora reconocen los derechos colectivos de los pueblos indígenas, y por supuesto los derechos de las mujeres. Este proceso también ha resultado en instrumentos internacionales tales como el Convenio 169 de la OIT sobre la autodeterminación de los pueblos indígenas y tribales, y luego la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007. Cuando hay más apertura y más diálogo, hay mayor conocimiento de las poblaciones indígenas y más progresos en relación a sus derechos. Ha sido un movimiento muy importante, que ha tenido muchas dimensiones, incluso la de empoderamiento de las mujeres. Se puede decir que a nivel internacional y también de las naciones Latinoamericanas las mujeres muchas veces han estado al frente de estos movimientos, por ejemplo en Bolivia, México, Chile y Colombia.

-¿Los varones de los pueblos originarios son aliados en el objetivo de sus compañeras de participar en política?

No hay resistencia abierta. Creo que hay una importante aceptación sobre el derecho a la igualdad de la mujer y la necesidad de romper barreras, inclusive entre los hombres indígenas. Tal vez especialmente entre ellos por varias razones. También hay que decir que en muchas comunidades las mujeres han tomado posiciones de liderazgo en muchos aspectos y esta es una característica tradicional, quizás esto no es visible para la sociedad mayor. En nuestras comunidades las mujeres tienen papeles diferenciados de los hombres, pero igualmente importantes.

-¿A qué papeles se refiere?

Por ejemplo liderazgos que no tienen los hombres, es el caso de las madres dentro de los clanes. Las mujeres tienen papeles muy destacados en el hogar y en las familias. Ellas también tienen a cargo muchas de las funciones laborales dentro de las comunidades, por ejemplo la cosecha. Creo que son papeles que no necesariamente ponen a la mujer en posición de inferioridad, al contrario, sino que la ubican en una posición de liderazgo. Sí ha habido menor participación de la mujer en algunas estructuras indígenas de cara al mundo, vinculadas a estructuras de la sociedad mayor, pero eso está cambiando.

-¿Por qué dice que los varones indígenas contribuirían de manera especial al tema de la equidad de oportunidades?

No hay que convencerlos respecto de la importancia de la equidad. Creo que las comunidades indígenas perciben que es importante lograr la equidad entre las mujeres y los hombres a todos los niveles. No hay una gran tensión contra eso. Sí hay tendencias que hay que enfrentar. Pero creo que hay una solidaridad de los hombres que también piensan que hay que avanzar en este sentido. También hay una comprensión de las barreras que ha habido y la necesidad de superarlas.

-En la región muchas veces ha resultado difícil complementar las luchas contra la discriminación racial o condición étnica y por la equidad de género, ¿cómo podría superarse esta barrera, teniendo en cuenta que contribuiría a incrementar el acceso de la mujer a la toma de decisión?

Muchas mujeres indígenas se quejan de esto. Creo que no hay una comprensión adecuada dentro de las organizaciones de mujeres de la sociedad de la posición de la mujer indígena en su comunidad y la importancia de ser indígena. En muchos ámbitos ha habido una sospecha, incluso una resistencia a la identidad cultural indígena, por ejemplo en el ámbito académico. Ha habido una tesis sobre que las costumbres indígenas son inherentemente contrarias a las mujeres. Este pensamiento no ha cuajado bien con el pensamiento de las mujeres indígenas. Hay que superar esto y lograr que en el movimiento de mujeres haya verdaderamente un espacio para las mujeres indígenas y su identidad indígena.

-¿Qué acciones contribuirían a que la mujer indígena tenga una mayor participación en el ámbito político?

Para los pueblos indígenas el objetivo es un mayor control sobre sus vidas y comunidades en condiciones de igualdad, manteniendo aspectos de sus culturas originarias. Entonces es una cuestión estratégica para los pueblos indígenas participar en la política mayor. Esta cuestión es valorada de diferentes maneras y depende del contexto. Personalmente creo que es lo mismo con las mujeres indígenas y es una cuestión estratégica hasta que punto ayuda participar en política. En todos los casos lo que hay que lograr son estructuras no discriminatorias, muchas veces lo son como fue el caso de la estructura electoral de Guatemala que excluía la participación indígena. Esto fue señalado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esto demuestra que en varios países de la región las maneras en que las fuerzas políticas se forman e integran a las elecciones pueden estar excluyendo a las agrupaciones indígenas. Hay que estudiar esto y hacer las reformas necesarias. En las estructuras estatales no hay un adecuado entendimiento de la necesidad de una participación indígena. En política la sociedad mayor muchas veces discrimina suponiendo que la población indígena no está en condiciones de participar, inclusive cree que no debe hacerlo. También es muy importante que las poblaciones indígenas tengan la oportunidad de acceder al sistema educativo, porque las faculta para participar en la vida política, económica, cultural y social de un país. Es imprescindible este acceso.

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