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Igualdad de género: hay chistes que ya no causan gracia

9 de marzo 2020. Las marchas para pedir por la igualdad de género y el fin de la violencia machista son masivas. Foto Mario Quinteros

Fuente: Clarín
Autora: Mariana Iglesias

Las producciones y consumos culturales cambian con las épocas. En tiempos de NiUnaMenos y MeToo hay temas que no van.

¿Qué significa tener perspectiva de género? Entender que las mujeres siempre han estado en desventaja con respecto a los varones y que han tenido que salir a conquistar cada uno de sus derechos: el acceso a la educación, la salud, el voto. Pero la discriminación y la desigualdad persisten: las mujeres son las más desocupadas, las de los trabajos más precarizados, las que no acceden a puestos de decisión, las que cargan con todas las tareas de cuidado. Los medios de comunicación tienen un rol clave: pueden perpetuar esta desigualdad histórica si reproducen estereotipos o pueden contribuir al cambio social y cultural a través de sus contenidos. Lo mismo ocurre con las publicidades, y con la producción y los consumos culturales. El colega José Bellas escribió un par de años atrás en este diario sobre las canciones del rock que hoy nadie volvería a escribir. Y no porque no hubieran tenido éxito -más bien todo lo contrario- sino porque los tiempos han cambiado. Citaba, entre otras, Me gusta ese tajo (Pescado Rabioso, 1972), La rubia tarada (Sumo, 1985), Te voy a atornillar (Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, 1985), El sátiro de la mala leche (La Renga, 1994), Perra (Viejas Locas, 1996), Mi caramelo (Bersuit, 1996), Jumper (Attaque 77, 1998).

“En consonancia con los nuevos tiempos, era necesario dejar atrás un concepto anacrónico”, explicaron el año pasado los integrantes del grupo de tango “Bombay Buenos Aires”. Enterraban así el viejo nombre “34 puñaladas”, tomado de Amablemente, un femicidio “justificado” que Rivero cantaba un siglo atrás. Como la ópera Carmen, que Bizet pensó en 1875. La cineasta Lucrecia Martel el año pasado fue presidenta del Jurado del Festival de Venecia y se negó a presenciar la proyección del estreno de Roman Polanski porque, explicó, no estaba dispuesta a aplaudir a un condenado por violación. Hay actores que ya no cautivan, cantantes que ya nadie tararea, humoristas que no divierten. Los tiempos cambian. Lo que antes podía parecer una burla ingenua, hoy se considera violencia. No se trata de un puñado de “feministas”. La enorme mayoría de niños, niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres, varones, hoy reclaman, luchan y trabajan por un cambio cultural que nos lleve a ser una sociedad más igualitaria, una sociedad mejor.

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