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La agenda del Congreso cambió a partir de la ley de cupo femenino

Temas sociales y de género se sumaron al debate; ellas ocupan el 38% de las bancas. Veinte años después de aprobarse la ley de cupo femenino, un 38% de las diputadas y senadoras argentinas son mujeres, y nuestro país está entre los primeros lugares de representación femenina en el mundo.Estas dos décadas demostraron que los críticos de la ley (que argumentaban que no serviría para darle más representación política a la mujer) se equivocaron. Desde hace nueve años la cantidad de mujeres en la Cámara de Diputados y en el Senado incluso sobrepasa el piso del 30% que exige la ley de cupos.

Los datos son de un trabajo de la Fundación Directorio Legislativo, que señala que en el período 2011-2013 habrá un 38% de diputadas (96 mujeres contra 161 varones) y el mismo porcentaje de senadoras (27 mujeres y 45 varones).

El estudio también consigna que el 42% de las comisiones en Diputados están presididas por una mujer (el doble que sólo diez años atrás) y un 32%, en el Senado. Además, desde 2004 hay representación femenina entre las autoridades de alguna cámara.

Pero para las expertas en temas de género, el salto no fue sólo cuantitativo (antes de la ley había un 6% de mujeres en el Congreso), sino cualitativo, porque en estos 20 años se aprobaron y debatieron temas completamente postergados hasta entonces.

Algunas de las leyes introducidas o impulsadas por mujeres son la ley de salud sexual y reproducción responsable, parto humanizado, la ley de protección del niño, la niña y el adolescente, la que previene y sanciona la trata de personas y la que busca erradicar la violencia contra las mujeres.

Los delitos contra la integridad sexual tuvieron un nuevo abordaje gracias al aporte de las legisladoras y en materia sanitaria pasa otro tanto: desde la actualización del calendario de vacunación obligatorio hasta la pesquisa neonatal (el examen al recién nacido para descartar enfermedades tratables en las primeras horas de vida) fueron iniciativas femeninas.

También casi todas las leyes que defienden los derechos humanos y las que benefician a las minorías (desde las que protegen al discapacitado hasta el matrimonio igualitario) las motorizaron mujeres.

El tema no es una novedad, antes de que se aprobara la ley 24.012 (o ley de cupo) las pocas mujeres que llegaban al Congreso ya habían dado que hablar con dos leyes clave, como la patria potestad compartida y el divorcio vincular.

«Sólo a partir de que hubo una masa crítica de mujeres en el Congreso empezó a legislarse sobre el cuerpo de las mujeres, hasta entonces sólo existía un cuerpo masculino, que no paría, no menstruaba, no era violado ni acosado», lo graficó Diana Maffía, especialista en temas de género y ex legisladora porteña.

Según un trabajo de la politóloga alemana Jutta Marx, estudiosa del cupo femenino parlamentario, en el bienio legislativo 2004-2006 el 73% de los proyectos de salud, el 74% de los del área niñez, familia y juventud y el 84% de los proyectos de género habían sido impulsados por mujeres. En cambio, el 63% de los proyectos vinculados a economía y producción y el 69% de los referidos a relaciones exteriores habían sido presentados por hombres, en un pantallazo de la diferencia de intereses entre los sexos.

Con sus ventajas a la vista, el cupo femenino sigue teniendo su lado oscuro en el porcentaje de mujeres que llegan al Congreso por sus vínculos (hermanas, esposas, hijas, discípulas) con el caudillo de turno.

Para las defensoras de la ley de cupo, era «un riesgo calculado» que fue disminuyendo en los últimos años. «También abrió la puerta a mujeres que siempre militaron a la par de sus parejas y nunca las ponían en las listas», opinó Patricia Gómez, politóloga y autora, junto con Nélida Arquenti, de varios trabajos sobre género y política. Para Maffía, «también hay varones subsidiarios de los poderes hegemónicos».

Como sea, en nuestro país el avance femenino no se detuvo en el Congreso. Además de tener una presidenta mujer (Cristina Kirchner), hay tres ministerios encabezados por ellas (Desarrollo Social, Seguridad e Industria) y, por primera vez, dos gobernadoras: Lucía Corpacci (Catamarca) y Fabiana Ríos (Tierra del Fuego).

Mientras tanto, en el Congreso, la ley de cupos muestra su utilidad en cada elección, cuando todavía hoy hay partidos de todos los signos políticos que se hacen los distraídos o violan flagrantemente el cupo, y debe ser la Justicia la que los obligue a respetarlo.

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